miércoles, 6 de mayo de 2020

TAMBORÍN



Tamborín era un gazapo pequeño y suave. Vivía con su madre, María Colacorta, en una madriguera llena de hierba aromática, seca y calentita.

Cada día, la madre de Tamborín salía a buscar comida, pero antes le decía a Tamborín que no dejara la madriguera por nada del mundo.

-¡Eso voy hacer, mamá!-contestaba él decidido.

Pero Tamborín se quedaba solo y se aburría. De vez en cuando, asomaba un poco el hociquillo y contemplaba el mundo. Algunos días salía a escondidas para hartarse de hierba y volvía rápidamente a la madriguera a descansar.

Un día, mientras dormía, lo despertó un silbido misterioso. Aunque se acordaba de las palabras de su madre, la curiosidad por saber qué era ese silbido hizo que asomara el hociquillo fuera de la madriguera. Entonces vio una serpiente larga y viscosa que lo miraba fijamente.

-¡Mamá! ¡Mamá!- empezó a gritar Tamborín, muerto de miedo.

Su madre le oyó. De un salto se subió al cuello de la serpiente, y con uñas y dientes trató de detenerla.

-¡Corre, hijo! ¡Corre!

Tamborín, todavía con el susto en el cuerpo, corría y corría mientras María Colacorta detenía a la serpiente con todas sus fuerzas.

Y luchó con ella hasta vencerla.

Después de esto, decidieron construir una nueva madriguera en un bosque precioso, lejos de serpientes y sustos, y así lo hicieron.

Tamborín, se volvió más prudente desde aquel dia.

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