En un país muy lejano nació una linda princesita.
Para el feliz acontecimiento, sus papás organizaron una fiesta en su castillo, a la que invitaron a las tres hadas buenas del reino, que fueron las madrinas de la niña.
Las hadas llevaron a la niña regalos y le otorgaron dones extraordinarios: la primera hada le dijo:"serás una princesa muy bonita".
La segunda hada le dijo:"tendrás una voz muy dulce".
Y la tercera le dijo:"serás graciosa y alegre".
¡De repente, un hada fea y malvada entró en la sala del castillo!, estaba furiosa por no haber sido invitada, y le dijo a la princesita:
-¡Cuándo seas mayor y cumplas 15 años, te pincharás y caerás en un sueño profundo, del que no despertarás!
El rey, asustado, ordenó que se guardaran todos los objetos punzantes que pincharan.
Cuando la princesita creció y cumplió los 15 años, un día que paseaba por el jardín, al ir a coger una hermosa rosa roja, se pinchó en el dedo gordo de la mano y cayó en un profundo sueño.
El rey construyó un hermoso castillo, y en una linda cama de plata colocó a la princesita.
El tiempo pasó y un día llegó al castillo un príncipe que, al ver a la princesa, tomó su mano y la besó tiernamente. Entonces la bella princesa despertó de su sueño y sonrió.
El príncipe se la llevó a su palacio y se casó con ella. Fueron felices y vivieron muchos años.
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