martes, 19 de mayo de 2020

CONTROL DE ESFÍNTERES


Para comenzar la educación del control de esfínteres es imprescindible que se den una serie de condiciones:

-La primera e imprescindible es la fisiológica: que los músculos de los esfínteres estén lo suficientemente desarrollados para que puedan cerrarse y retener las deposiciones.
-La segunda es mental: que el niño sea capaz de comprender lo que pretendemos de él, que sea consciente del acto que deseamos que realice.


Estos factores podemos comprobarlos cuando observemos que:
-retiene la orina unas dos horas seguidas;
-manifieste con gestos que tiene ganas de evacuar, o que lo está haciendo;
-pide al adulto "pis" cuando lo está haciendo o después de haberlo hecho.

Entre el año o el año y medio pueden aparecer estos factores, y es un buen momento para comenzar su educación, aunque somos partidarios de que es preferible esperar un poquito más (de los 18 meses a los 2 años), antes que precipitarnos. Para ello, aconsejamos:

-Quitar el pañal y ponerle ropa cómoda, para facilitar las acciones.
-El lugar más adecuado para que el niño haga sus deposiciones es el orinal o servicio adaptado.
-Ponerle en el orinal o inodoro cuando observemos que retiene unas dos horas y la vejiga está llena, para que pueda evacuar con facilidad, lo que le producirá satisfacción, para poder repetirlo.
-Estar pendientes de los signos externos que realiza para, lo antes posible, ponerle el orinal y así, quizás, prevenir que se lo haga en el pañal o en el suelo.

Los momentos en el orinal o váter serán cortos, pues puede darse el caso de que el niño se aburra y llegue a evitarlos, rechazando lo que se le quiere imponer.

Aunque al principio nos resulte imposible, es conveniente ponerle en el orinal o váter a intervalos regulares y a ser posible a la misma hora, para que se convierta en rutina. Y así, poco a poco, el niño se irá dando cuenta de que se acerca el momento de orinar y avisará con tiempo.

Si se le escapara algunas veces al cabo del día, por alguna tensión emocional, es importante que el niño no vea que nos molesta; no darle importancia y animarle.

Evacuar antes de acostarse, pues por la noche no es bueno despertarle para que haga pis, ya que no se conseguirá nada mientras sus músculos no sean capaces de contener la orina durante más tiempo.

Después de todo lo dicho, hacemos hincapié en que en un principio debe respetarse el horario de cada niño, no reñirle cuando se le escape; no hacer comentarios despectivos o de reproche

La educación ha de ser lenta y siempre en función de la madurez psicológica y física del niño. El control de esfínteres puede durar entre 2 o 3 días, o 2 o 3 meses, según cada niño.

No ser exigentes con este control, pues algunos niños tienen regresiones, por diversos motivos (nacimiento de un hermano, problemas afectivos, alguna enfermedad, etc.).





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