Pondremos cajas de plástico, de las de transportar fruta, boca abajo, en el suelo del patio. Cuando hagamos sonar el silbato, los pequeños deberán subirse encima. Cuando vuelvan a escuchar el silbato, deberán saltar con los pies juntos. En el salto no forzaremos al niño y, si es necesario, le ofreceremos el soporte de nuestra mano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario