Jugar con una pelota gigante nos permitirá pasar un buen rato con los pequeño, además, con este ejercicio, la espalda de los niños se podrá estirar, fortalecer y hacer más flexible.
¡A botar!
Sentaremos al niño sobre la pelota sujetándolo por los hombros y haciendo que bote con suavidad, arriba y abajo. De esta menera, el pequeño adquirirá seguridad con el juego.
¡A estirarse!
Tumbaremos al pequeño sobre la pelota boca arriba, lo sujetaremos por un hombro y por el lado contrario de la pelvis. A continuación, desplazaremos ligeramente la pelota adelante y atrás.
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